13. La Regla de Oro. La dimensión ética de las religiones

23 Mayo 2008 Xabier Pikaza

  Mientras continua viva la discusión sobre el capítulo 12 y su Excursus, el curso avanza ya al Capítulo 13. La dimensión ética de las religiones. Tal vez se produzca aquí más acuerdo entre todos. Pero se puede seguir aportando comentarios a los temas anteriores.¡Ojalá todos los inscritos escriban alguno de vez en cuando! Y cuando lean el de otro, es conveniente situarlo a través del listado. Así podrán comprobar que Armando Tasistro, que ha intervenido en el capítulo anterior, habla en nombre de un grupo de personas que siguen juntos el curso en sus reuniones.

1. Exposición del tema de JM Vigil. Éste es un capítulo muy bien logrado, en el que se busca la “unidad ética” (no dogmática, ni institucional) de las religiones. Vigil ha mostrado que en todas ellas (al menos a partir del “tiempo-eje”: desde el VI-IV a. C.) se formula y desarrolla de algún modo la regla de oro, que para los cristianos aparece en Mt 7, 12//Lc 6, 21: “todo lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo a ellos…”. Éste es el principio básico del “descentramiento”, que está vinculado al descubrimiento del yo (mi deseo) que se abre desde sí mismo hacia los otros (tratad a los otros como quisierais que ellos os trataran). Una vez que se ha roto la “barrera” del yo, surge la religión como experiencia activa del otro: querer que los otros sean, eso es religión.

2. Desarrollo desde Mt 25, 31-46. Ese tema podría haberse desarrollado todavía de un modo más intenso a partir de Mt 25, 31-46, que recoge desde Jesús la más honda experiencia judía: Dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al exilado, visitar al enfermo y al encarcelado… El otro es aquí el pobre, el necesitado. Este pasaje de Mt 25 está en el centro de la teología ética cristiana, tal como lo han venido poniendo de relieve los especialistas (así lo puse de relieve en mi Antropología Bíblica, Sígueme, Salamanca 2006):

3. El primer mandamiento. Esta misma experiencia y exigencia ética que JM Vigil ha puesto de relieve está en el fondo de la más antigua y más valiosa de todas las confesiones cristianos. Cuando le preguntan a Jesús cuál es al “mandamiento” más importante de la Ley, recoge y vincula dos: (a) Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma… (b) Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (cf. Mc 12, 29-31 par). Como han puesto de relieve todos los investigadores, el Dios al que hay que amar, según el shema (’amarás a tu Dios’: Dt 6, 4-5), es un Dios invisible por esencia… pero que se hace visible en el prójimo; por eso se añade ‘y al prójimo como a ti mismo’ (Lev 19, 18).

De esa manera ha formulado el evangelio su más hondo mandamiento o credo, de tradición israelita e impronta mesiánica, que consta de sus dos artículos unidos de forma inseparable: Según eso, los cristianos son israelitas que introducen la experiencia de Jesús dentro del shema, uniendo los mandatos de amor a Dios y al prójimo, pues son inseparables. El amor a Dios (Deuteronomio) se expande y expresa a través del amor al prójimo (cf. Lev 19, 33), entendido desde la opción de Jesús a favor de los expulsados del sistema social y sacral, como destaca la parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 25-37). Cerrado en sí mismo, el “amor a Dios” se vuelve idolatría. Eso significa que no hay “dos amores” separables: por un lado se ama a Dios; por otro al prójimo… Sólo hay un amor (el de Dios), pero ése es un amor que sólo se expresa y revela amando al prójimo; por eso, no se trata de “amar al prójimo” además de amar a Dios, sino que sólo se ama a Dios amando al prójimo.

Ésta es la confesión más venerable y valiosa de la iglesia, en el sentido israelita de entolê o mandato.

  • Éste es un credo práctico: confesar la fe significa traducir el amor de Dios en forma de amor interhumano, sabiendo que el prójimo (todo prójimo y no sólo el cercano, israelita) es un ‘yo’, digno de amor (He desarrollado el tema en Dios judío, Dios cristiano, EVD, Estella 1996, 343-349. Este credo es fácil y en principio pueden admitirlo judíos y cristianos, como suponen Marcos y Lucas, y otros creyentes (budistas, hindúes) e incluso no creyentes, siempre que ‘Dios’ sea símbolo de aquello que define y sustenta en plenitud a los humanos, sabiendo que ha llegado el ‘tiempo’ de la plenitud.
  • Es un credo exigente, pues implica descubrir al prójimo y amarle (es ‘como yo’). Teóricamente parece más fácil creer en la Trinidad y otros ‘dogmas’ cristianos, judíos o musulmanes, pues lo que ellos piden puede aceptarse básicamente, sin cambiar vida de los fieles. Pero, de hecho, este mandato de amor al prójimo, unido al del amor de Dios, es más exigente y define toda la vida y acción de los fieles. Este credo puede vincular a los cristianos con muchos no cristianos, pues no incluye templo ni iglesia especial, figuras mesiánicas ni revelaciones particulares, sino experiencia y compromiso universal de Amor a Dios (primer misterio), que nos capacita para amar a los demás como nosotros nos amamos (segundo misterio). Es un credo de racionalidad comunicativa y supone que los hombres pueden y deben comunicarse, pues se encuentran fundados en una Gracia antecedente de Amor que es Dios, a quien conciben como principio de toda unión de amor. Este es un credo de comunión inter-humana: el creyente encuentra a Dios como Amor en las raíces de su vida (en su corazón y en su mente), descubriendo que puede y debe amar a los demás como ‘otro yo’, aceptarles como diferentes
  • Éste es un credo de racionalidad universal, que supera todo tipo de razón clasista e impositiva que actúa por talión o ley y quiere que amemos sólo a los demás en cuanto sirven o valen para nuestros intereses. De esa forma ratifica el valor incondicional de los otros (los prójimos), a quienes debemos amar como a nosotros, pero sabiendo que son diferentes. Este credo rompe las estructuras de seguridad y separación social, nacional, económica o religiosa, pues afirma que cada prójimo es presencia de Dios y fuente de identidad para el creyente (he de amarle como ‘a mí mismo’), Esta confesión mesiánica tiene, según eso, un contenido práctico y ha de interpretarse desde el compromiso de Jesús a favor de los expulsados del sistema del templo de Jerusalén. Por eso, el cristiano es un israelita que traduce la experiencia del amor de Dios como amor a los impuros, que parecen y son un peligro para el sistema. La confesión cristiana supera la identidad anterior de la Ley y los grupos de sacralidad cerrada, desde una experiencia superior de gratuidad, que es fuente de comunión entre todos los hombres.
  •  
    • (a) Ciertamente, hay un amor de sistema: de hermanos a hermanos, de buenos a buenos, conforme a una circularidad sagrada o conveniencia de conjunto. Ese amor vale para triunfar y puede interpretarse como inversión económica (amar para que te amen, dar para que te den, como un en banco: cf. Mt 5, 43-48 par; Lc 14, 7-14) y calcularse según ley, pero deja fuera de su círculo a los otros, los caídos a la vera del camino, como el que bajaba de Jerusalén a Jericó (cf. Lc 10, 30) y los hambrientos, exilados, enfermos y encarcelados de Mt 25, 31-46, que no caben en el buen sistema.
    • (b) Pero esta “doble mandamiento” de Jesús rompe todo sistema cerrado, pues nos sitúa ante el Dios de todos los prójimos. Creer en Dios es “amar al prójimo”, abrir un camino de comunicación universal, que se expresa en forma de servicio a favor de los necesitados (incluso de aquellos a quien en otro contexto podríamos tomar como enemigos).

24 comentarios a “13. La Regla de Oro. La dimensión ética de las religiones”, por orden inverso a la llegada (el último arriba)

  1. carlos alejos

    Creo que el amor esta muy profundamente en cada persona, lo que pasa es que hay algo que impide manifestarlo como debe de ser en su relación con las personas. El amor es el fundamento de unidad entre las religiones. Amando a las personas amamos a Dios. Nuestro amor a Dios se concretiza en el amor hacia rostros concretos. Es un derecho equivocarse pero también hay que tener en cuenta si en esa equivocacion antes es posible preveer si no se esta dañado la vida de las personas y si es posible eviitar y no lo hacemos, alli entonces tenemos una responsabilidad concreta. Caer en la indiferencia hacia las personas sobre todo a los mas excluidos nos indicaria que tanto vivimos el amor hacia Dios en los hermanos.

  2. Eduardo Soto Bordoy

    Resumen de la aportación enviada por e-mail el 1 de junio.

    Llegar a un acuerdo teológico o doctrinal entre las religiones está lejos de conseguirse, aunque es posible si se construye el futuro -que no está escrito de antemano-, en ese deseo y dirección. En primer lugar hay que generar la actitud de diálogo al interior de cada una de las religiones, superar el considerar a los de “otras religiones” como “infieles”, aceptarlos como iguales con la misma dignidad de hijos de Dios, tanto personas como religiones. El Dios en el que creemos, un Dios que es Amor y por tanto expresión de libertad, que viene a devolver al ser humano la dignidad que tiene perdida en una sociedad y un mundo que está negando a la persona y por tanto, está negando a Dios y a una moral trascendente (egoísmo, explotación, deshumanización…); en un sistema que genera una cultura individualista y consumista, en la que Dios no es necesario y las religiones un estorbo. Ante esa cultura de la avaricia, la usura y la desconfianza: ¿Qué hacemos? ¿Qué hacen las religiones? ¿Qué vamos a animar y fomentar?: ¿el poseer o la comunión? ¿el poder o el servicio? ¿el hedonismo instintivo o la realización personal y social?

    Si decimos que el reinado de Dios, es un proyecto de humanización y felicidad, personal y social:

    1. ¿Qué es lo que obstaculiza esa humanización y felicidad?

    2. ¿Qué es lo que verdaderamente nos humaniza y nos hace felices?

    3. ¿Cómo podemos vivir lo que nos humaniza y nos hace felices?

    4. ¿Qué es ser persona? ¿Qué es ser feliz y hace posible la felicidad social?

    5. ¿Cómo alimentamos y cultivamos ese ser feliz personal y social?

    La regla de oro: «debemos tratar a los demás tal como nosotros deseamos ser tratados», una regla que se conocía en la teoría, pero no se desarrollaba. La iniciación en la fe cuyo pilar básico -máxima expresión de la regla de oro-, es “la comunión” “todo es comunión”, donde el amor ya no es “compensativo” sino “oblativo”; esta formación cristiana no se llevaba a cabo. Por el contrario, resulta que si recibimos otra formación pero para náufragos: ¡Sálvese quien pueda!, del rezo de “carretilla” y la rutina de lo “sublime”. Se iniciaba no para crecer en la vida de comunión como anticipo del Reino, sino para salvar individualmente el alma; lo que contaba no era el cómo amábamos y dábamos vida a los demás, sino el cómo íbamos a morir, momento en el que cada uno estaba solo y nadie le podía ayudar. Naturalmente si estábamos solos, la comunión se quedaba en un rito vacío, en un acto individual e íntimo, en el que cada cual se tapaba la cara con las manos para olvidar que alrededor había “gente”. “Cada uno en su casa y Dios en la de todos” Se pasaba de largo ante los caídos al borde del camino, para no llegar tarde al culto.

    Es la regla mínima para la conducta humana, de sentido común aceptada por todas las religiones y filosofías. La prevalencia de la ética, del respeto, de la escucha al otro, de la tolerancia de la diversidad cultural y religiosa, de las minorías religiosas, de la pluralidad, de los derechos humanos culturales y religiosos… debe ser un punto de partida “mínimo”, que puede ser compartidos por todos y desde el que la humanidad puede avanzar en el diálogo interreligioso y en la convivencia pacífica. El cristianismo, tiene dado un paso más, le incorpora a esta regla el mandamiento del Amor e incluye también el amor al enemigo (Mt 5,43 48)

    Esta regla de oro hay que ir concretándola también en criterios de actuación social y política:

    1. La dignidad de la persona: la política, instrumento para la realización del ser humano.

    2. La solidaridad con los empobrecidos: la lucha contra la pobreza como eje central de la acción política.

    3. El bien común: fundamento y sentido de la comunidad social y política.

    4. El destino universal de los bienes y el derecho a la propiedad: la propiedad a la medida del ser humano.

    5. La solidaridad y la subsidiaridad: principios reguladores de la vida social y política.

    6. El cuidado de la creación: la responsabilidad humana en la naturaleza.

    7. La participación: la persona como sujeto responsable de la vida política.

    8. La verdad, la justicia y la libertad: valores fundamentales de la vida social.

    Si afirmamos que creemos en un Dios, que es Padre bondadoso de todas sus creaturas, no puede ser creíble que discrimine a unos hijos suyos a favor de otros, sino que los amará a todos por igual, atendiendo las necesidades vitales de cada uno. Otra cosa es la experiencia de cómo cada hijo/a percibe el amor y la relación con el Padre, como cada grupo humano percibe a Dios y como se ha ido configurando y evolucionando la espiritualidad y la mística (experiencia de unión con lo divino), a lo largo de la historia de la humanidad y que ha dado lugar a las distintas religiones y religiosidades (devociones), por la misma razón que pueden existir distintas razas humanas, distintas etnias, distintas lenguas, etc.

    Efectivamente el error tiene derechos. ¿Cuántas veces tropezamos en la misma piedra? El hecho de amar no puede ser un error, porque Dios es Amor. Y Dios prefiere el posible error en el desarrollo de la acción generosa a la ineficacia que resulta del afán desmedido de “pureza”. Cualquier persona tiene derecho a equivocarse y a permanecer en el “error”, en materias opinables, si es conforme a su conciencia y no está perjudicando en sus derechos a otras personas. También existe el derecho a retractarse o cambiar de opinión, siempre se ha dicho, corregir es de sabio. Nadie está en poder ni es dueño de la verdad absoluta. No siempre salen bien las cosas, las ciencias y los inventos se han hecho a base de muchos intentos fallidos. En una sociedad laica, cualquier persona tiene derecho a practicar la religión que quiera conforme a sus creencias y no tiene porque nadie considerarlo un error, sino un derecho de la persona. Equivocarse es una experiencia personal y también un aprendizaje, debiendo ser la propia persona quien debe descubrir su equivocación o su error, las religiones se limitan a orientar con su tradición y experiencia acumulada: sus principios y valores, sus criterios de juicio y sus propuestas para la acción y transformación personal y colectiva. No obstante, por encima de toda moral está lo sagrado de la conciencia personal, es decir ninguna moral, ni ninguna religión puede ir contra la libertad de conciencia de las personas. La letra mata y el Espíritu vivifica (2 Cor 3,6b). Cabe preguntarse: ¿Están en el error quienes con su poder y sus actitudes, provocan la “muerte social” (hambrunas, guerras, pobrezas, marginación, exclusión, etc.)? ¿Está la humanidad necesitada de salir de ese error? ¿Cómo se le puede ayudar?

    Los cuatro puntos presentados:

    a) «Conocer a Yavé es practicar la justicia»: Un punto que nos une para transformar la sociedad desde el amor, devolviendo la dignidad de persona a quienes están siendo pisoteados en sus derechos, que nos hará a todos estar más cerca de Dios y más cerca uno de los otros.

    b) La justicia como el verdadero culto: Otro punto que hace superar las diferencias de culto. Si se está unido en la práctica de la justicia, nos será mucho más fácil compartir el amor de Dios que se transparenta en el amor al hermano necesitado y compartir juntos y celebrar el amor que Dios nos tiene.

    c) Jesús confirma estas orientaciones proféticas: Jesús transparenta con su vida, la justicia que Dios quiere y nos llama a que nosotros hagamos lo mismo, Jesús hace un llamamiento a las religiones para que demos frutos buenos.

    d) El resto del Nuevo Testamento insiste en el mismo sentido: No existe acceso directo al verdadero Dios sino es a través del amor al hermano, este es el sentido de la frase «Nadie va al Padre si no es por mí» (Jn 14,6).

    Es una llamada a que las religiones realicen la justicia que Dios quiere. Dios es pluralidad de manifestaciones y la verdadera religión es el amor. Así lo sentimos, si Cristo por amor asume nuestro pecado, la injusticia, la opresión, el empobrecimiento y la muerte que el ser humano es capaz de producir, las religiones tienen ahí un camino para recorrer y el primer compromiso debe ir dirigido hacia los más desfavorecidos. La regla de oro no debe permitir que seamos impasibles ante las zonas pantanosas de pobreza y de marginación que existen nuestro mundo.

  3. carlos alejos

    toda persona que lleve en su coracon el amor es de Dios. Aqui en peru hemos recordado el martirio del padre vicente hondarza, asesinado por fidelidad al Reino.El vivio en el corazon de los pobres y hoy vive en el corazon de DIos.Se que en nuetra vida ambos corazones se fusionan.

  4. juan luis herrero del pozo

    Así que esta vez, si no me equivoco, coincidimos plenamente, amigo GabrielS, y esto sí que es el núcleo del cristianismo. Por eso la teología de la liberación es la más intrínseca e INEVITABLEMENTE cristianas, aunque en estas cosas parece que en el Vaticano (y más especialmente Ratzinger) no se afina mucho…
    Apostar y dejar el pellejo por la justicia a hacer a los pobres es hacer real la raíz del mandamiento del amor. La teología de la liberación es execrable (¡¡¡¡!!!) para el Vaticano no tanto porque toma prestado a Marx un método de análisis sino que coincide con una intuición marxiana del más hondo calado: fuera de los pobres no hay salvación. Precísamente K.Marx podría ser un prototipo de la idea de mi comentario anterior: a Dios se le afirma con la vida aunque se le niegue con el concepto. ¡Por algo será que el judío Marx tiene más de profeta del A.T.(y del Nuevo)que buena parte de obispos y papas!
    Claro, a Marx hay que leerle con finura :”Que cada cual aporte a los demás según sus posibilidades y reciba según sus necesidades”
    El título de una conferencia mía en tiempos del Concilio (y de Franco!) era “El socialismo es bautizable y el capitalismo intrínsecamente perverso”. Saludos

  5. juan luis herrero del pozo

    Creo que el novísimo mandamiento del amor es el más antiguo porque se identifica tanto con la construcción de la persona como con el ‘conocimiento’ amoroso de Dios. La regla de oro no es un añadido ético a una sana antropología (que se identifica con la espiritualidad y la mística). No amamos a los demás porque Dios lo manda, como si sólo fuese un mandamiento extrinsecista y algo ADEMÁS del encuentro con Dios. Éste se verifica y garantiza en aquel, incluso lo incluye realmente aunque Dios estuviera negado conceptualmente.
    Vuelvo a recomendar “L’action” de Maurice BLONDEL.
    La afirmación conceptual no incluye la acción vital pero sí ésta a aquella. Por eso nada más fecundo antropológicamente que aquella línea de pensamiento del cuarto evangelio: en el amor al otro afirmamos y amamos a Dios. No creo que en este punto, bien pensado, exista mayor dificultad de convergencia con Luis Troyano, creo. Saludos cordiales.

  6. carlos alejos

    Begonya, últimamente nuestros obispos están diciendo nuevo ardor, creatividad en las celebraciones, toca a nosotros los laicos poner en practica lo que dicen. Vas por buen camino.
    Hay que buscar como integrar la razón y el sentimiento al servicio del Reino.
    Como decía si el rito no parte de lo profundo de la vida pierde su verdadero sentido. Y el amor Dios - hermano debe ser integrador.
    Recordemos que es la encarnación es la integración de lo humano-divino o viceversa. Es la esencia del amor concreto, allí se mide todo. Sea quien fuera el primero, es la consecuencia del amor: amar. Acordémonos que desde aquí concretizamos nuestro amor de hermanos y aprendemos mucho sobre todo cuando las cosas parecen ponerse difícil. Espinal decía en sus oraciones: enséñame a amar a cristo cuando las cosas me parezcan difíciles. En toda esta experiencia del taller puedo visualizar la presencia del Reino entre nosotros y el amor mutuo, que hermoso es seguir a Dios así.
    Siempre tendremos algo de trigo y cizaña en nuestra vida es parte de nuestra humanidad. Como se decía: El que este libre de pecado que tire la primera piedra.

  7. Gabriel Sánchez

    Pensè que lo que estaba en discusión era si el encuentro con el absoluto, necesariamente pasa por una actitud mistica o si se verifica en el encuentro con los hermanos, que nos impulsa a una mistica-liberadora…que me remite al otro y no al absoluto como un abstrato…para mi modestisimo y torpisimo camino de Fe…a Dios los amo en el hermano…(1 Jn. 4,20), pero de seguro el Sr. Troyano tendrà la razòn.- Gabriel

  8. Ana Maria Arquer

    a Luis Troyano y Gabriel Sanchez
    Queridos amigos, los dos tenéis razón cada uno desde su punto de vista. De una manera pedestre sería decir ¿qué es ante el huevo o la gallina?
    Sin el amor a Dios, o la tesis de Luis el encuentro con el Absoluto en tu interior no puede nacer el amor al hermano y la practica de la justicia que es en definitiva esa regla de oro que nos recordaba Vigil en el el tema de esta semana, ni sin prestar ayuda y compasión al hermano necesitado podemos decir que amamos a Dios, los dos caminos se complementan y es bien cierto que desde la practica del silencio y la oración profunda surge el impulso compasivo que nos lleva a actuar delante de la injusticia, amando al otro como a nosotros mismos, no es menos cierto que en el más necesitado, en el hermano que sufre a nuestro lado vemos a Dios, no puede darse el uno sin el otro.
    Pero el tema de Vigil va un poco más allá cuando se refiere a tratar a los hermanos de otras religiones con el mismo respeto y amor con que tratamos a nuestros correligionarios.
    A mi personalmente siempre me hace daño una expresión muy repetido de “nosotros los cristianos…” y a continuación nos imponemos una serie de obligaciones éticas de justicia superiores a las que puedan tener judios, islamistas, budistas…. solo por ser cristianos nos sentimos superiores en nuestras exigencias éticas, si luego lo cumplimos o no es otro cantar. Todas las religiones tienen su regla de oro y algunos individuos las cumplen con mejor o peor fortuna.
    La preferencia de la doctrina sobre la práxis a la que nos habíamos acostumbrado los católicos debe ser profundamente revisada, “no el que dice Señor, Señor, entrara en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre”

  9. Gabriel Sánchez

    Señor Troyano: Si la mistica espìritual de la que usted habla, es connatural al hombre, podriamos estar de acuerdo, pero si es excepcional, tengo un divergencia con usted, porque seria como decir que el hombre naturalmente no puede amar…cosa que no creo…por lo que en cualquier estado el hombre es capaz de Amar…cuando la sencibilidad esta màs despierta es capaz de sentir con màs hondura y sencibilidad valga la redundancia.- Gabriel

  10. carlos alejos

    Comentarios:
    Si la teoría tiene mucho que ver, habrá que ver que cambios teóricos tiene que tener cada religión o al menos entender esta dimensión de cambio interna como una mirada evolutiva en perspectiva a la fraternidad. Recordemos que la teoría esta en función de la vida, solo la orienta mas no la encasilla, como que la teoría entra en un carácter modificable. Una flexibilidad de vida.
    La persecución de los teólogos en el periodo de Juan Pablo II hay que darle una mirada profética.
    Interesante fortalecer el dialogo Ético.
    Si el culto no encarna la vida no tiene sentido.
    ¡“Revelado”! ¿No que teníamos que aportar cambios a términos como este? ¿Aun no hay propuestas?, yo había señalado algo pero no tenia los términos.
    En nuestro tiempo si es posible lograr cambios si partimos desde la vida y desde el sufrimiento de los mas desprotegidos; allí hay una fuerte motivación y sensibilidad humana. Desde allí podemos superar conceptos teóricos y teológicos dándoles un rostro humano.
    Sabemos que el camino es largo y podemos equivocarnos al caminar, pero de allí aprendemos, caemos y nos levantamos para seguir andando, es nuestro carácter en ser humanos. Creo que aquello que da sentido a nuestro ser es la capacidad profunda de amar concretamente. Amar y ser amados es marca de Dios, camino y meta.
    La experiencia de los pobres será un llamado permanente a todo camino a seguir y esa será como el impulso a unirnos y ser cada vez más hermanos desde cualquier religión.
    El misterio vivo integración del tu y el yo. Compartir para vivir. Realidad manifestada en la solidaridad sobre todo con el más necesitado o abandonado.
    Creer en sentido de solidaridad por allí va la radicalidad de la tarea.
    Un reto seria crear estructuras generadoras de amor y no exclusión y muerte.

  11. Luis Troyano

    Gabriel Sánchez:

    Todos somos en mayor o menor grado, espirituales y hasta místicos. A muchos les parecerá esto inverosímil, ahí tendríamos que entrar en que se entiende por espiritualidad y mística.
    Todos tenemos, sin hacer nada especial, un grado de espiritualidad. Desde este grado natural, convengo contigo que podemos amar al hermano. Pero convendrás conmigo también que predomina e impera el egoísmo humano.
    Repito, con una espiritualidad transformativa, nos acercamos a Dios y nos alejamos del egocentrismo. Entonces el centro -es la divinidad- no el –yo-. El yo es como ser nacionalista, y el conocimiento de la divinidad es ser mundicentrico. Conociendo la divinidad el hermano será “de los nuestros”.

  12. Gabriel Sánchez

    El diminutivo quiso ser fraternal, pero tu mandas…no entiendo “Cuando dejamos entrar a nuestros hermanos a nuestro interior es que conocemos a Dios”. Digo yo, y Implícitamente me das la razón, hermanito, es cuando conocemos a Dios, cuando amamos al hermano.
    Yo diría que la diferencia esta en que un no creyente, sin mística…sólo con su sensibilidad humana, puede amar a su prójimo y a partir de ahí conocer a Dios…esas es mi modesta sentir…Que tu me digas, podemos ser más sensibles por la mística a la presencia del Altísimo, bueno en eso estaremos de acuerdo.- fraternalmente Gabriel

  13. Luis Troyano

    Gabriel Sánchez:

    “el yo debe volcarse en el nosotros”.

    Estamos en lo mismo. Fíjate que dices –debe-. En la religión superficial el deber de amar es un imperativo. ¿Qué herramientas ofrece?. Para ayudarnos a que podamos cumplir con nuestro deber.
    La parte transformadora o mística, de la religión, es la que nos interesa, porque es una herramienta útil. La parte superficial exotérica de la religión solo es un placebo que hace más llevadera la vida, pero basada en una ficción.

    “Cuando dejamos entrar a nuestros hermanos a nuestro interior es que conocemos a Dios”.

    Implícitamente me das la razón, hermanito, es cuando conocemos a Dios, cuando amamos al hermano.
    Pero a Dios lo conocemos gracias a una practica mistica, que hace se nos revele a nosotros directamente, por lo tanto sobran intermediarios…
    Fuera de esa practica todo es mareante verborrea vacia. “La letra mata”. En la letra tenemos una momia de Dios.

    (El diminutivo a mi nombre, te lo tolero porque te conozco un poco…)

  14. Gabriel Sánchez

    Luisito: Justamente, cuando dejamos entrar a los hermanos a nuestro interior es que conocemos a Dios, la experiencia mistica, nos no es un contacto yo-Él, es un contacto que siempre refiere a nosotros…el núcleo de nuestro ser se contacta con Dios por una mediaciòn humana, que es el otro y que nos refiere a los otros.- Un abrazo GAbriel… Uno con el Universo, no es yo-tu, es nosotros para que eso sea posible, el yo debe volcarse en el nosotros…que es el Universo.- Gabriel

  15. Luis Troyano

    Gabriel Sánchez:

    A Dios, perdona que difiera, lo encontramos en nuestro interior. Si en núcleo de nuestro ser, no conoce a Dios, seremos como piedras pulidas de un río. Suaves por fuera pero duros por dentro. No me creo nada de la compasión pretendidamente cristiana, basada en el voluntarismo amoroso. Las más de las veces lleva a la hipocresía. Si lo describiera en un cuadro, aparecería un cristiano en actitud de abrazar, pero le saldría el rabo de su parte negativa aún sin resolver. La mística autentica te enseña a integrar tu parte negativa, y aún así ser justo. Digo justo, no santo.

  16. Luis Troyano

    “como una mueca”

  17. Luis Troyano

    Javier Renobales Scheifer:

    Creo que me he explicado con claridad en mi anterior comentario. Para acercarse al hermano hace falta capacidad de tener compasión. Y para conseguir esa capacidad, nos hemos de alejar de nuestro egocentrismo egoísta. Si consideras que silenciar la mente solo sirve para descansar, entonces “apaga y vamonos”.

    “Se ama al prójimo con HECHOS de amor, más que con bonitas palabras y creencias”.

    Si consideras que silenciar la mente entra dentro de eso que denominas bonitas palabras y creencias, es que no entiendes “un pijo” de lo que propongo.

    Un triste que intenta simular alegría, es patético. Un pobre de espíritu –egoísta- que intenta cosechar esos HECHOS a que te refieres, resultará patético también. Porque voluntaristamente se impondrá la compasión. Es como una muesca de alegría forzada.
    En la medida que nos acercamos a la divinidad, reducimos nuestro egocentrismo, esto tiene el efecto practico de que la barrera entre el –yo- y el-tu- se difumina. Y, -entonces verdaderamente podemos amar al hermano-.
    La religión te dice. “Ama al hermano”. esto así, sin más, es como ponerte una puerta a la que no puedes acceder porque no hay escalones.
    La via mistica son los escalones, si no lo consideras así, tu mismo, peor para ti.

  18. Gabriel Sánchez

    Javi, que alegria y siempre con el comentario preciso…a Dios lo encontramos en el hermano, con una actitud, de entrega, de compromiso, de trasnformaciòn (Cfr. Mt 25,45) - Gabriel

  19. Javier Renobales Scheifler

    ¿No será al revés? Dices Luis Troyano, “… si nos acercamos a la divinidad aprendemos a ver al hermano y el mundo entero, de un modo unificadamente integrador”

    Al revés sería: si nos acercamos al hermano y al mundo de un modo unificadamente integrador, nos acercamos a la divinidad

    Es lo que yo creo entender, siguiendo lo que dice Pikaza al final del segundo párrafo del nº 3 “… por eso, no se trata de “amar al prójimo” además de amar a Dios, sino que SÓLO se ama a Dios amando al prójimo.”

    Estoy de acuerdo contigo en que para eso no hace falta mucho rito ni sacramento, sino ponerse a ello ¿Silenciando la mente? Quizá para descansar.

    Se ama al prójimo realizando HECHOS de amor, más que con bonitas palabras y creencias.

    Al final Josemaría Sarrionaindia propone-recuerda algo que dijo Jesús, que en la práctica es para héroes o supermanes: “Después de cumplir todos los diez mandamientos de la ley, es cuestión de vender la hacienda, dársela a los pobres y seguir a Xto.”

  20. Luis Troyano

    Quiero abundar sobre el comentario de Josemaría Sarrionandia.
    El yo y el tu marca una barrera ficticia que nos separa. El mensaje ético de las religiones es el de que nos pongamos en la piel del hermano. Pero para –sentir- al hermano como nos sentimos nosotros, hace falta capacidad. Con la razón podremos aceptar sinceramente que el hermano es parte de nosotros, pero esto no se hace bueno hasta que lo sentimos emocionalmente como tal.
    Querer al hermano desde la razón, nos lleva a un voluntarismo que se muestra frágil, porque lo hacemos, esto de imponernos el amar al hermano, desde un egocentrismo emocional que no superaremos si no pugnamos por transformarnos buscando alejarnos de ese egocentrismo. En definitiva, sin transformación interior somos egoístas, que en el mejor de los casos, procuramos voluntaristamente no serlo.
    Si nos transformamos siguiendo la vía espiritual que sea, entonces seremos amorosos y solidarios de un modo espontáneamente natural, repito, sin voluntarismos.
    Somos de la misma sustancia de Dios, tu y yo, si nos acercamos a la divinidad aprendemos a ver al hermano y el mundo entero, de un modo unificadamente integrador. La barrera de –yo- y el mundo, desaparece, luego la del –yo- y el –tu- también desaparece.
    Las religiones tienen en su seno, caminos de transformación. Que son los mismos en esencia que hay a disposición del laico ateo. Pero esos caminos no son ni la eucaristía ni ningún sacramento. El camino de transformación de creyente y ateo es el del silenciamiento de la mente. ¿Quieres ser compasivo, de corazón?. Aproxímate a la divinidad (para el ateo, la Energía Kósmica) del modo que apunto.

  21. Gabriel Sánchez

    Begonya Esteve: La imaginación al Poder.- Con cariño Gabriel

  22. Begonya Esteve

    Bien, ya os he alcazado.
    En nuestra comunidad se està barajando hacer celebraciones más abiertas, más plurales…plurireligiosas? El punto de partida:lo concreto. Celebrar con los acogidos al comedor, los 10 años del centro. ¿No podemos dar las gracias a Dios juntos? (para la jerarquia no, pero con imaginación, si).

  23. Josemaría Sarrionandia

    Hans Kung ha criticado a la Iglesia papal con profundidad alemana y gracia francesa y un poco de picardía italiana. Los papas le han retirado toda misión canónica sin llegar a excomulgarlo. Ahora, como francotirador, se dedica a promover la Etica Mundial, como base de sano humanismo y como trampolín para entender el cristianismo.
    La Etica es como un tobogán por el que hay que escalar, mientras se transpira el egoísmo, y, desde lo alto, se desliza hacia el altruismo solidario como un yo frente a un tú, siendo el tú otro yo que me ve como su tú; creando así el nosotros de nuestro Padre (no el mío ni el tuyo).
    Después e cumplir todos los diez mandamientos de la ley, es cuestión de vender la hacienda, dársela a los pobres y seguir a Xto.

  24. Gabriel Sánchez

    Ver: Existen hoy diversos abordajes vivenciales del Cristianismo, quien el Europeo, que intento ponerse en Latinoamérica, en cierto modo fracaso, pues, se ha desarrollado una praxis de la Fe cristiana muy distinta a la Europea…En donde la síntesis y la develación es recogida desde la lucha cotidiana, en las personas y en los acontecimientos, que se nos descubren habitados por Dios…así un Pay de Santo y un Cristiano…no discutirán teología, pero intentaran salvar juntos a Fernando el guri (niño) que se droga…Esto es más que ética, es un impulso vitalmente humana, que tiene como motor a Dios…y que transciende toda diferencia.-

    Juzgar El juzgar expuesto en el 13 me parece brillantísimo…de hecho se parece al que muchas veces alrededor de hechos concretos(estamos trabajando en la comisión barrial con un Pastor…o en el barrio para ayudar a los gurises con una organización judía etc. etc.), hicieron las mismas comunidades…hallando que más allá de los aspectos teológicos, un sello de fabrica no ha marcado a todos las existencia- la felicidad consiste en amar al prójimo como a nosotros mismos y por lo tanto no hacerle aquello que no quisiéramos nos hicieran a nosotros y más hacerle aquello que esperamos Dios haga con nosotros.-

    Para descubrir, que creer en Dios, sin importar como le llamemos es rescatar nuestra condición humana hecha a su imagen y semejanza.-

    Actuar El lugar de revelación es sin duda, la lucha compartida de todos los hombres, aportando su ser y aprendiendo juntos que Dios, actúa en todos, sin importar como lo llamemos y como lo adoremos, porque el gesto más grande de adoración a Dios…es vivir en su amor, expresado en nuestras vidas, en la lucha común de todos por la liberación .-

    Brillante capitulo (si es capitulo) el 13.- Con cariño Gabriel

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